martes, 18 de noviembre de 2008

Unax Ugalde se consolida como actor

Mònica Faro (Madrid)
A pocos días de cumplir treinta años, acaba de recibir el galardón al mejor actor en la 53 Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci). Este otoño la gran pantalla nos ha ofrecido a un Unax polifacético, guerrillero y cura. En unos años, se ha convertido en uno de los jóvenes más reconocidos en el cine español.

Unax se dio a conocer en la televisión. Su llegada a Madrid, a los 21 años, le abrió las puertas de la pequeña pantalla y desde entonces ha dejado su huella en series como Periodistas, A las Once en Casa o El Grupo. Por esta última consiguió el premio a Mejor Actor Revelación de la Unión de Actores.

Una década después de comenzar su carrera como actor, no ha dejado de lado la televisión y una prueba de ello es su participación en la serie Cuéntame cómo pasó, en la que interpreta a un joven empresario de la editorial de los Alcántara. Pero es un apasionado del cine y asegura que el método de trabajo en los largometrajes es mucho más concreto y está menos condicionado por los índices de audiencia.

Su carrera cinematográfica va viento en popa: tras debutar en el año 2000 con Báilame el Agua (de Josecho San Mateo), en la que contribuyó escribiendo algunas partes del guión, nos ha dejado grandes regalos y mucha intensidad interpretativa en la gran pantalla. Esta temporada le descubrimos en dos películas que consolidan su carrera y que demuestran que es un joven polifacético con multitud de registros.

Bajo la dirección de Steven Soderbergh, da vida a ‘El vaquerito’, un joven guerrillero del ‘Escuadrón Suicida’ del Che que lucha en cuerpo y alma contra la dictadura de Batista. Un rodaje que no fue nada fácil: Che, el argentino transcurre en la selva puertorriqueña, donde la fauna y las condiciones climatológicas dificultan el trabajo de los actores.

Pero Unax también puede dar vida a un cura comprometido con los derechos humanos. En La Buena Nueva, dirigida por Helena Taberna, se convierte en joven sacerdote que se enfrenta a los desmanes de la Guerra Civil en su parroquia. Una película que, tras ser rechazada en la década de los 90, reaviva ahora el debate sobre la participación de la iglesia en la Guerra Civil.

Para sacar el máximo partido a su personaje y a las escenas, se declara incluso obsesivo a la hora de interpretar. Según él, la sutileza es uno de los mayores valores del actor y, lo más importante, buscar exactitud en la expresión. El actor guipuzcoano deja de ser sólo un secundario de lujo para convertirse en protagonista.

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